martes, 25 de octubre de 2011

Foto>30 2011, Nación. Daniel Chauche sobre Transnacional(es) *

TRANSNACIONAL(ES)

Por Daniel Chauche

Después de ver detenidamente la muestra Transnacional(es) en el Centro de Formación de la Cooperación Española en La Antigua Guatemala, mi mente se inundó con muchas posibles lecciones e interpretaciones que se pueden dibujar después de haber experimentado esta exposición. Siendo yo mismo un transnacional desde mi nacimiento, fue fácil identificarme con la gente y los procesos exhibidos. Cada uno de los autores participantes nos muestra un fragmento del proceso de globalización, que ha sido quizás el impulso fundamental del cambio cultural en este siglo. La calidad fotográfica varía de un autor a otro, pero cada serie de imágenes tiene un punto de vista definido, con algo de sustancia, para testificar y transmitir. El curador Claudi Carreras presenta la muestra de esta manera:

“En esta exposición presentamos una realidad en la que los transnacionales son las personas y no las empresas. Queremos repensar el término y reflexionar sobre las distintas implicaciones que hoy tiene la globalización y las múltiples caras y realidades de la migración contemporánea, en una edición de propuestas visuales que reflejan la complejidad y diversidad de este fenómeno…”

Los cuatro autores siguientes: Alfonso Morales, Dulce Pinzón, Beto Gutiérrez y Ruido Foto, me parece que han combinado su tema con una imaginería muy convincente y vibrante. Tres de los cuatro confiaron en un estilo de retrato tradicional, frontal, directo.

Alfonso Morales retrató a afganos ex-prisioneros de la base estadounidense en Guantánamo, Cuba, luego de su liberación y regreso a Afganistán. Cada retrato está acompañado por un texto de dos párrafos que explica brevemente su complicada situación individual, resultando en la pérdida de varios años de su vida en prisión y su eventual liberación sin haber sido nunca convictos de crimen alguno. Los colores en los retratos están más bien apagados y las expresiones a veces más bien vagas; sin embargo, cada uno de los individuos retratados es de alguna manera fuerte, irresistible. Estos retratos junto con los textos son una declaración dramática de la injusticia, del estado de pérdida, del no-lugar al que estas personas regresaron, donde no hay lado que los quiera o confíe en ellos.

Beto Gutiérrez fotografió “skaters” en un parque de Barcelona, donde jóvenes de todo el mundo se congregan para practicar su pasión. Dado que las cabezas en estas fotografías son más del doble del tamaño real, nos permiten acercarnos a los individuos de una manera imposible de hacerlo en la vida real. Estas imágenes tienen una exquisita cantidad de detalle y textura, que nos permiten leer sus caras como lo haríamos con un mapa. El “raport” que tiene Gutiérrez con sus jóvenes sujetos revela miradas francas y relajadas que hablan de la individualidad de los “skaters”, quienes vienen en muchos colores y rango de edades adolescentes. El Curador nos dice:

“Beto Gutiérrez ha investigado, a partir del retrato, los géneros sexuales en construcción, el ensayo de gregarismos urbanos, la competencia como ritual de paso en el adolescente, el vacío o angustia cultural que estos sufren –en su mayoría inconscientemente….”


Ruido Photo es un grupo de fotógrafos en España que aunaron esfuerzos para crear nuevas avenidas y formas de presentar la fotografía como medio de expresión. El Curador nos dice:

“Esta intervención fotográfica se realizó en la plaza principal del Congost, donde sus habitantes se fotografiaban entre sí, se mostraban entre sí y se miraban entre sí. Algunos esperaban para ser retratados, otros para hacer de fotógrafos y el azar los emparejaba, negros con blancos, gitanos con árabes, jóvenes con viejos…”

Los retratos son de fondo blanco, y la mayoría de medio cuerpo; muestra un pueblo diverso en orígenes y edades. No se cómo lo hicieron pero dos cosas me marcaron muchisimo: la alta calidad de los retratos en sí y la coherencia de la visión de los retratados. Otra característica fotográfica que resalta es que están impresos con mucha saturación de color, en alto contraste, en papel brillante, en un tamaño un poco más grande que el de postal y tapizando la pared donde está colocada la serie. Quisiera saber cómo, a través de la organización del proyecto, lograron este resultado tan impactante.

Dulce Pinzón describe su proyecto así: “Soy una fotógrafa trabajando en una serie documental satírica que retrata a hombres y mujeres en su trajín cotidiano en la ciudad de Nueva York; son migrantes a los cuales he pedido que vistan trajes de superhéroes con el objetivo de cuestionar nuestra definición de heroísmo.”

De todas las series expuestas, la que más salta a la vista es la de Pinzón, especialmente ante un público centroamericano que, en su mayoría, tiene por lo menos un familiar o amigos cercanos que andan en una variación del estilo de vida aludido. En los ojos de los familiares que se quedan atrás son, en muchos casos, vistos como superhéroes casi mitológicos.
Las fotografías están tomadas en el lugar de trabajo de los sujetos y ellos están vestidos con el traje de superhéroes que se aplica mejor a la escena y al trabajo de la persona fotografiada. Aunque el traje es lo primero que notamos, lo que hace las imágenes mucho más potentes es su estructura cinematográfica, una mezcla magistral de “la figura en acción” en de un escenario estructurado y muy bien balanceado.

Dentro del contexto del retrato frontal y directo, hay una serie más de imágenes, las de Sergio Cámara, tomadas en una población de desplazados internos en Colombia. Mientras que los escenarios son a veces dramáticos, escenas evocativas de la vida en el Caribe o indígenas en los remanentes de la selva deforestada; sin embargo, los retratos en y por ellos mismos carecen de la chispa de carácter, lo que nos evita entrar o conectarnos con las personas retratadas. Un despliegue virtuoso de trabajo de cámara pero corto un espíritu.

Aunque hay muchas otras series en la muestra, las primeras cuatro están ejecutadas con maestría. Para mí, éstas son también las que más destacan sin palabras. Al tomar la muestra total, es sobresaliente el despliegue de retratos y la variedad de maneras, que le da un sentido concreto de lugar a una idea o concepto.

La mayoría de las otras series están más unidas a su texto, unas pocas lo están a tal grado que si viéramos solamente las imágenes, no podríamos saber de qué tratan. Junto con el retrato, el único factor de unificación es el uso de un estilo documental de fotografía en la mayoría del trabajo, lo que varía de un alto concepto de arte muy reconocible, como en las fotos de Pinzón, a una aproximación más fotoperiodística de la presentación de la imagen, como en las de Christian Rodríguez o Bruno Arbesú. De hecho, muchos de los autores aquí mostrados son fotoperiodistas.

Parece que aquí el curador está menos interesado en mostrar la fotografía como arte que de obtener una historia transversal. Creo que una buena medida del éxito de esta muestra es justamente eso: mostrarnos una variedad de maneras de expresarnos a traves la fotografía. Esta es una muestra que merece bastante tiempo de estudio y análisis en el sentido de que todo fotógrafo practicante seguramente encontrará lecciones que puede usar en la construcción de su propio estilo de fotografía. Para el público en general, es una vía de acceso fácil para ver lo flexible que puede ser el medio fotográfico para expresar la realidad más allá de la capacidad de las palabras.

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La exposición uede visitarse de lunes a domingo de 9:00 a.m a 5:00 p.m en Espacioce!

Centro de Formación de la Cooperación Española, La Antigua Guatemala

6 avenida norte entre 3 y 4 calle

Tel. 7932.3838

Hasta el 20 de noviembre 2011

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* Este texto aparecerá oportunamente en Medina Magazine www.magmedina.com La presente publicación se hace con la anuencia del Proyecto Editorial Menú del Mes.

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